Lo prometido es deuda. Empiezo con el relato de mi fin de semana de camping en Tallow Beach, dos horas al norte de la ciudad de Sydney.
La verdad es que la idea surgió de improviso. El jueves por la tarde mi flatmate Saeed me dijo que él y dos amigos suyos iban a acampar de viernes a sábado y me preguntó si quería ir con ellos. Ya en Seoul recibí un buen consejo de María: "Ante la duda di que sí" así que me lo tomé al pie de la letra y fuimos los cuatro.
Después de comprar algo de comida salimos de Sydney en dirección norte en un Volkswagen enano y cargado hasta los topes. En serio, costaba respirar en ese coche. Pero bueno, con algo de música y mucho buen rollo todo se supera.
Llegamos a Tallow Beach cerca de las 4, lo que significaba que nos quedaba una hora y media escasa para montar la tienda de campaña antes de que se hiciera de noche. Pero no todo iba a ser tan fácil. La playa está tan alejada de la mano de Dios que no se puede llegar con el coche, así que nos tuvimos que cargar con todos los bultos que llevabamos y andar 1,5km hasta llegar al camping. El problema comenzó cuando empezamos a pensar que al día siguiente había que volver... cuesta arriba... y cargados de cosas... Pero vayamos por partes.
Ya me habían enseñado donde estaba la cala en Google Maps, y me habían contado que no iba mucha gente pero aún así, es indescripible la sensación de ver que estas completamente solo, a kilómetros de la próxima persona y en una playa paradisíaca que te hace olvidar que exista algo llamado "ciudad".
Pero había que darse prisa y montar la tienda. Más bien tarde que temprano lo logramos. Es lo que pasa cuando encuentras las instrucciones una vez la tienda ya está montada y tienes que volver a empezar... Pero bueno, ya lo sabemos para la próxima ver: ¡Hay que fijarse en los colores de las varillas!
Y ya podía empezar la noche: Con unas sillas en la playa, bocadillos, galletas, coca-cola, música y nadie a la redonda cualquier cosa podía pasar. Y efectivamente ¿qué haces cuando sabes que nadie puede oírte? ¡Gritar! ¿Qué haces cuando sabes que nadie puede verte? ¡Correr! ¡Saltar! ¡Bailar! En resumen, volverte completamente loca. Pero por muy loco que estés, cuando has empezado a perder la cordura a las 6 de la tarde, estás comppletamente rendida a las 12. Así que nos fuimos a "la cama" temprano. Eso fue lo único malo del viaje: el dolor de espalda de la mañana siguiente. Casi una semana después no puedo caminar erguida. Pero mereció la pena (las fotos están en Facebook, as well).
A la mañana siguiente, después de ser despertados por unos pájaros rarísimos que emiten el mismo sonido que Luke Skywalker cuando desenvaina su espada láser, y otros bichos que no puedo identificar pero que parecen monos por el ruido que hacen, desayunamos trankilamente en la playa viendo un show privado de unos tipos con Jetskys haciendo piruetas en el mar.
Y hemos llegado al punto en el que he de aclarar una cosa. En Australia las playas se dividen en dos clases: las increíbles, y las aluncinantes. Creo que esta es una de las alucinantes.
Pero aquí no acaba la cosa, porque si esta playa ya estaba completamente aislada del resto del mundo, esperar a ver la siguiente:
Una cala enana, completamente a nuestra disposición con unas olas increibles, con las que es mejor no bromear. No os imaginais la fuerza que tienen. Incluso con el agua por las rodillas te arrastran al agua y no te dejan salir. ¡Mucho cuidado! Si te pilla una ola grande (como me pasó a mí una vez) puedes no contarlo. Pero aún así, no podía perder la oportunidad de bañarme en el Océano Pacífico en pleno invierno :-)
Y aunque no deseaba otra cosa, no nos podíamos quedar allí toda la vida... Así que vuelta a la civilización, aunque nos costó lo nuestro... Con 50kg a la espalda, subiendo la montaña... Puff...
Solo fue una noche, y además fue la primera vez que me iba de camping, pero, sinceramente, es una de esas experiencias que nunca se olvidarán, porque no hay nada mejor que cuatro buenos amigos y una playa paradisíaca para conseguir una de las mejores noches de tu vida.
jueves, 11 de agosto de 2011
domingo, 7 de agosto de 2011
Algunas curiosidades del panorama australiano
Como todos bien sabéis, Australia se encuenta casi, exactamente al otro lado del mundo con respecto a España. Es decir, si clavasemos una aguja muy larga en Madrid y atravesaramos con ella todo el globo terráqueo, en algún punto probablemente le daríamos en el ojo a un australiano esquilando ovejas. Esto quiere decir que, pese a todo el rollo de la globalización e independiente de que Berlusconi poco a poco vaya conquistando el mundo expandiendo la telebasura, obviamente, todo no puede ser igual que en casa.
Durante las dos semanas que llevo aquí me he fijado en algunos detalles curiosos que diferencian la sociedad "aussie" de la Europea. Aquí van unos ejemplos. Ya iré poniendo mas (tranquilos, solo llevo aquí 16 días).
Curiosidad Nº 1: Las botellas de agua no son de 500ml, sino de 600ml, lo que supone una cantidad perfecta, tanto para llevar en el bolso como para calmar tu sed.
Curiosidad Nº 2: Para que el semáforo se ponga en verde para los peatones hay que apretar un botón.
Curiosidad Nº 3: Se hace de noche a las 6 de la tarde (no digáis nada, lo se... ¬¬)
Curiosidad Nº 4: Las latas de refrescos son de 375ml
Curiosidad Nº 5: La cadena Burguer King aquí se llama Hungry Jack's y sigue teniendo el mismo logo que en los 70. Pero al menos vende hamburguesas vegetarianas.
Curiosidad Nº 6: Tanto los alquileres como los sueldos de la gente se perciben por semanas y no por meses.
Curiosidad Nº 7: Como ya es bien sabido, se conduce por el lado izquierdo.
Curiosidad Nº 8: No es posible comprar alcohol en los supermercados, hay tiendas específicas para ello.
Curiosidad Nº 9: Las tiendas abren 7 días a la semana.
Curiosidad Nº 10: Los cuartos de baño de las casas están divididos en dos: uno con ducha y lavavo y otro con lavavo e inodoro.
Ahora mismo no se me ocurren más, me acabo de levantar y todavía no me he lavado la cara. ¡¡Para que veáis cuáles son mis prioridades!!
En breve publicaré otra entrada, el fin de semana pasado estuvimos de acampada y no os podéis perder las fotos.
¡Un besazo a todos!
Durante las dos semanas que llevo aquí me he fijado en algunos detalles curiosos que diferencian la sociedad "aussie" de la Europea. Aquí van unos ejemplos. Ya iré poniendo mas (tranquilos, solo llevo aquí 16 días).
Curiosidad Nº 1: Las botellas de agua no son de 500ml, sino de 600ml, lo que supone una cantidad perfecta, tanto para llevar en el bolso como para calmar tu sed.
Curiosidad Nº 2: Para que el semáforo se ponga en verde para los peatones hay que apretar un botón.
Curiosidad Nº 3: Se hace de noche a las 6 de la tarde (no digáis nada, lo se... ¬¬)
Curiosidad Nº 4: Las latas de refrescos son de 375ml
Curiosidad Nº 5: La cadena Burguer King aquí se llama Hungry Jack's y sigue teniendo el mismo logo que en los 70. Pero al menos vende hamburguesas vegetarianas.
Curiosidad Nº 6: Tanto los alquileres como los sueldos de la gente se perciben por semanas y no por meses.
Curiosidad Nº 7: Como ya es bien sabido, se conduce por el lado izquierdo.
Curiosidad Nº 8: No es posible comprar alcohol en los supermercados, hay tiendas específicas para ello.
Curiosidad Nº 9: Las tiendas abren 7 días a la semana.
Curiosidad Nº 10: Los cuartos de baño de las casas están divididos en dos: uno con ducha y lavavo y otro con lavavo e inodoro.
Ahora mismo no se me ocurren más, me acabo de levantar y todavía no me he lavado la cara. ¡¡Para que veáis cuáles son mis prioridades!!
En breve publicaré otra entrada, el fin de semana pasado estuvimos de acampada y no os podéis perder las fotos.
¡Un besazo a todos!
lunes, 1 de agosto de 2011
Primer día de clase en UTS
Hoy ha sido mi primer día de clase. Todavía no sé muy bien si me alegro de ello o no. Por una parte odio tener que volver a ir a clase, madrugar, hacer trabajos, exámenes, me tengo que acustumbar al "Campus Virtual" australiano... Sobre todo habiendo tenido un verano tan corto (un mes escaso). Pero por otra parte me encanta. Y voy a contar por qué:
¿Os acordais de las películas americanas de universidad? ¿Esas en las que hay doscientos alumnos en un aula magna escuchando a un profesor? ¿Esas en las que hay 1001 facilidades para poder realizar correctamente todas las tareas? ¿Esas en las que los protagonistas discuten en clase sobre un tema determinado y donde te obligan a pensar y a cuestionarte las cosas? No sé cómo os pasará a vosotros pero cuando yo decidí que querá estudiar me esperaba algo parecido. Así que no os podéis imaginar mi decepción cuando vi que aquel maravilloso mundo de la UNIVERSIDAD era exactamente igual que el instituto. Solo que aquí no le regalan portátiles a nadie...
Bien, después de llevar tres años estudiando este sistema e ir dandote cuenta que no estás haciendo nada realmente nuevo, y seguir teniendo la misma sensación de que te lleven de la mano como cuando tenías 16, eso ha cambiado.
Aquí las cosas son distintas, y para que os hagáis una idea de a qué me refiero creo que es importante apuntar una cosa. Hoy, mi primera clase ha sido Principles of Public Relations, lo que viene a ser Relaciones Públicas y hemos dado exactamente lo mismo que el curso pasado dimos en clase con Carmen Cristófol. Punto por punto (así que nadie diga ahora que en esa asignatura no ha aprendido nada por culpa del profesor porque culpa suya no es: aparentemente no hay nada más allá). Y aunque todo ese rollo de que "las RRPP son una funcion directiva, deliberada, planificada de cominicación entre una organización y sus públicos" y Gruning y sus amigos ya me salgan por las orejas, no tiene nada que ver con cómo lo hemos aprendido en Málaga.
No quiero culpar a la UMA (bueno, quizá un poco sí) quiero culpar al sistema que nos imponen, esa manía de meternos entre algodones, y ahora con Bolonia la cosa va a peor... Aquí, cuando vas a clase, te meten en un auditorio con 300 personas de diferentes edades, cursos y carreras, tomas tus notas y te vas a casa. Luego, en las clases de prácticas se discute acerca de lo oído en la teoría, te mandan deberes, o resuelves dudas.
Esa es otra: los deberes. Los deberes aqui no son simplemente coger un libro y resumirlo, o rellenar una ficha con cuatro datos, aquí pretenden que llegues a tus propias conclusiones, que te informes, que investigues, que te busques la vida para escribir 1500 palabras sobre un tema en particular. (Eso es, por cierto, lo que tengo que hacer yo para la semana que viene... ¡Hola de nuevo Bernays!). Aquí no vale copiar y pegar, no vale solo citar a un autor, no vale con copiar la URL de la Wikipedia en la bibligrafía, aquí te piden que cites en el estilo de la universidad de Harvard, que, por cierto, aún tengo que averiguar cual es, y cuidado como no lo hagas, o como tengas errores tipográficos en el trabajo o dile adiós al aprobado. Aquí los profesores son REALMENTE profesores de universidad, no personas que se dedican a dictarte los apuntes en clase, son personas cultas y adultas y, lo mejor de todo, es que a ti también te tratan como tal.
Y aún así, prácticamente todo el mundo trabaja al mismo tiempo, todo el mundo se pasa el día de arriba para abajo, y todavía no he oído a nadie quejarse de lo dura que es la vida y, concretamente la universidad.
Pero claro, y ahora paso a la parte chachi :-) ¿De qué se van a quejar con 3 asignaturas por semestre? ¿Con 6 horas de clase a la semana? ¿Con 4 meses de vacaciones? ¿Con "breaks" de 3 semanas durante los semestres? ¿Con clubes y organizaciones de todo tipo, tanto deportivas como culturales? ¿Con eventos cada dos días? ¿Con servicio de seguridad personal? ¿Con salas de estudio que te dan ganas de estudiar? ¿Con ordenadores Apple en cada esquina? ¿Con 100 menús para elegir en la cafetería? ¿Con servicio de venta de libros de segunda mano? ¿Con gimnasio y pista de baloncesto propia? ¿Con sala de baile? ¿Con centro de medicina china? ¿Con pubs dentro de las facultades?... ¿Sigo?
Todavía no sé si el estudio aquí será fácil o no, no sé si la materia será más interesante o no, y aún, ni siquiera he conocido a mucho compañeros de clase. Puede que mi siguiente entrada la escriba llorando porque no soy capaz de terminar un trabajo... Pero, sinceramente, merece la pena.
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